miércoles, 7 de diciembre de 2011

Hernán Cortés el mito

¿Es necesario un monumento a la fundación de la ciudad de Veracruz?

Por: Miguel Salvador/FUNDACROVER A.C.

Sigue la cuenta regresiva,  nos acercamos al 2019 sin que los porteños y jarochos sepamos a ciencia cierta que implica que nuestra ciudad tenga 500 años de haber sido fundada. De este hecho histórico solo existe un mural en el palacio municipal y un cuadro en la sala de juntas de presidencia, por cierto muy mal hecho, porque el autor no tomo referencias históricas, al parecer nadie le explico que en donde desembarcó Cortés no había gran vegetación.
Así las cosas, tenemos monumentos a los inmigrantes, a los niños pescadores, a Venustiano Carranza, a Juárez, a Lara, a Toña la negra y a hasta un perrito.
Pero, ¿Qué hay del monumento a la fundación de la ciudad?. Aquí surgen las visiones cortas y las lenguas largas, que se rasgan las vestiduras y exclaman que no es posible tal acción porque tendríamos que colocar al conquistar Hernán Cortés y cientos de fanáticos tratarían de impedirlo, como el caso de la estatua de Porfirio Díaz.
Es aquí donde yo me pregunto  ¿Es necesario seguir negando un hecho histórico en aras de una nacionalismo anacrónico y para colmo irreal?, como decía Octavio Paz  Apenas Cortés deje de ser un mito ahistorico y se convierta en lo que es realmente –un personaje histórico- , los mexicanos podrán verse a sí mismos con una mirada más clara, generosa y serena”.  Y esto es así porque si analizamos detenidamente los datos históricos  antes de la llegada de los españoles, existían estados, señoríos, cacicazgos y tribus nómadas diferentes: Tarascos, Chichimecas, Tlaxcaltecas, Totonacas, Mixtecas, zapotecas convivían en los que actualmente es el territorio mexicano, y entre todos el señoríos el  más poderosa era el famoso imperio azteca, el Culhúa Mexica, por lo tanto no existía una nación mexicana, como tal pretenden defender los que están en contra de la identidad veracruzana.
El imperio Culhua-Mexica estaba sustentado en la triple alianza, de los señoríos de México, Tezcoco y Tacuba, y su control de la zona comprendió aproximadamente 38 señoríos a fines del siglo XV. Una extensión cercana al medio millón de kilómetros cuadrados o sea la cuarta parte del México actual.
Cortés, definitivamente no era un improvisado, encontró que a estos pueblos les unía algo en común, el gran odio a los aztecas, por lo que fraguó distintas alianzas con Totonacas, Tlaxcaltecas, Hujotzingos, Choluleños y Chalcos, que de acuerdo a los datos proporcionados por  José Luis Martínez en su obra Hernán Cortés, (FCE) vino a dar un número de alrededor de 150,000 aliados indígenas, más 900 españoles.
Después de 75 días la imponente capital azteca cae en manos de los ejércitos aliados, era el 13 de agosto de 1521.
El autor  en referencia  rescata dos frases que quiero compartir con ustedes, para tener una visión más clara, no la de los vencidos, sino la de los convencidos, una de ellas es de Cristóbal del Castillo, historiador indio de origen tezcocano que dice respecto a la conquista: “Ningún ciudadano los ayudaron a los mexicanos por causa del odio que les tenían” y la otra de Arturo Arnáiz y Freg, quien dice respecto al tema en cuestión: “La Conquista de México la hicieron los indios y la independencia los españoles”.
Luego entonces, nosotros los ciudadanos veracruzanos, ¿Qué esperamos para reconocer un hecho histórico que es parte de nuestra identidad? o ¿seguiremos lamentándonos esperando que nuestra conmemoración de los 500 años sea organizada desde el nuevo palacio del Hueytlatoani en los Pinos?.

¿ GUERRA DE LOS PASTELES?

¿QUE PASO EN NOVIEMBRE Y DICIEMBRE DE 1838 EN EL PUERTO DE VERACRUZ?
Por: Miguel Salvador/FUNDACROVER A.C.

A 173 años de que la ciudad de Veracruz se ganara su segunda H, es importante aclarar algunos puntos oscuros de nuestra historia de bronce.
Oficialmente se le conoce como “Guerra de los pasteles” al primer conflicto armando que enfrentó  México con Francia.
Tomando como referencia las obras de Rafael Muñoz y del propio protagonista Antonio López de Santa Anna, les diré que el conflicto tuvo como antecedentes una serie de reclamaciones que ciudadanos franceses habían interpuesto ante su gobierno contra el incipiente gobierno mexicano.
Amparándose  en el acuerdo que ambos países habían firmado en 1827,   súbditos franceses reclamaban del gobierno mexicano indemnizaciones que provenían  de variados conceptos  tales como el fusilamiento de unos piratas  en 1835, la muerte de unos marranos del cocinero Duval y el clásico caso de la pastelería de Remontel, en donde el dueño reclamaba que unos soldados  del gobierno de Santa Anna habían causado destrozos por ochocientos pesos de aquella época, en particular este suceso dio pie a que el pueblo llano denominara al conflicto  “Guerra de los Pasteles”.
El total de las reclamaciones que el  rey Luis Felipe de Orleans exigía de México era de $600,000 pesos que luego subió a $800,000, así como otras exigencias políticas y comerciales, como nombrar a Francia nación más favorecida en el comercio mexicano.
El 16 de abril de 1838 y ante la falta de arreglo diplomático,  la escuadra francesa declaró el bloqueo a México, instalándose frente a Veracruz. Como no se llegó a un acuerdo por las cantidades y exigencias comerciales, el  27 de noviembre de ese año, los franceses iniciaron el cañoneo contra la fortaleza de San Juan de Ulúa, cuyo comandante no pudiendo soportar las 200 granadas que le arrojaron  los barcos franceses capituló. Así las cosas la plaza de Veracruz bajo el mando del general Manuel Rincón acordó con los invasores abandonar  la fortaleza y mantener solo mil hombres en la ciudad y una tregua de 8 meses, hasta lograr un resolución.
Al conocer la capitulación el presidente Anastasio Bustamante desaprobó dichos acuerdos y el 30 de noviembre decretó la guerra a Francia, nombrando al General Santa Anna como comandante de la plaza en sustitución del General Manuel Rincón, a quien se le instruyó  un consejo de guerra.

El General Santa Anna llegó al puerto de  Veracruz por la mañana  del 4 de diciembre notificándole de inmediato al comandante Baudin y al príncipe Joinville, (hijo del rey de Francia) que el gobierno desaprueba los acuerdos de Ulúa  y por lo tanto - de  acuerdo a las memorias de Santa Anna-  les da una hora a las tropas francesas para que se reembarquen.
La madrugada del 5 de diciembre tropas francesas irrumpen en el puerto de Veracruz, cada esquina de la vieja ciudad es un punto de resistencia, las tropas mexicanas tratan de resistir el empuje francés cuya objetivo es el de “llevar a educar a parís “ al general Santa Anna.  Para buena suerte del caudillo, el objetivo es alcanzado a medias, - el general Arista es confundió y llevado prisionero-   las sorprendidas tropas mexicanas logran reagruparse y rechazan el ataque francés, al llegar la tarde los invasores retroceden a sus lanchas, mientras las tropas mexicanas los hostigan. En un hecho temerario a la vez heroico, el general Santa Anna trata de cortar su retirada en la puerta del muelle, pero un cañón que protege la retaguardia escupe su fuego y destroza su caballo,  el hombre providencial pierde el conocimiento y al despertar se percata que además de haber hecho retirarse a los franceses tiene la pantorrilla de la pierna izquierda desecha y un dedo de la mano derecha roto.
La ciudad es abandonada por civiles y militares, al paso de los meses y gracias a la intervención inglesa, ambos gobiernos llegan a un acuerdo,  el 9 de marzo de 1839,  México acepta pagar a plazos  los  $600,000 pesos, además acuerdan que ambas naciones será favorecidas en materia comercial  y el conflicto con Francia termina por ese momento.
Conclusión: Veracruz gana otra “H” y pierde en la historia nacional, pues el conflicto se conoce como “Guerra de los Pasteles” por un pastelero de Tacubaya que nada tiene que ver con el puerto, mientras que como siempre, nadie recuerda la gesta heroica del pueblo veracruzano de los meses de noviembre y diciembre de 1838, así como los 70 cañones y una batería regalada por Felipe V que se llevaron  los franceses como botín de guerra.
azueta@hotmail.com

Los antiguos panteones de Veracruz

 Por: Ricardo Cañas
 
ANTECEDENTES
La insalubridad que tenía el lugar dónde hoy se asienta Veracruz daba por resultado una alta mortalidad entre sus habitantes y viajeros de paso, por tal motivo en el siglo XVII a Veracruz le apodaban "Cementerio de Europeos", la ciudad durante todo el siglo XVII y la mayoría del XVIII en plena era colonial era considerada como una ciudad de paso muy pocos se quedaban a habitarle solo los comerciantes con muchos intereses económicos y por supuesto sus esclavos, desembarcaban los viajeros aquí e inmediatamente emprendían el camino al altiplano o viceversa.
LOS PRIMEROS CAMPOSANTOS DENTRO DE LA CIUDAD
Hubo camposantos desde el cuarto asentamiento de la ciudad de Veracruz ocurrido en los primeros años del siglo XVII, siguiendo lo dictado en los croquis de la antigua "Ciudad de Tablas" muestra que había un panteón en la parte posterior de la Catedral, es decir, donde hoy está la Fototeca de Veracruz. Así mismo se realizaban entierros dentro del hospital de San Juan de Montes Claros el cual estaba situado en la hoy calle de Lerdo entre Independencia y 5 de Mayo donde actualmente se encuentra un estacionamiento; también hemos encontrado que se sepultaban cadáveres en los conventos, patios de las casas y dentro de las iglesias.
EL PRIMER CAMPOSANTO A EXTRAMUROS: LA HUACA
Debido a la terrible insalubridad en la que se vivía en la ciudad de Veracruz, en 1790 por orden del Virrey Juan Vicente de Güemes Pacheco de Padilla Horcasitas y Aguayo, Conde de  Revillagigedo prohibió las inhumaciones dentro de la ciudad y ordena que se construya el primer panteón a extramuros, y del lado sur de la misma, junto a la iglesia del Santo Cristo de el Buen Viaje   (en parte de lo que hoy es el barrio de la Huaca) y porque hacia el sur? porque casi siempre los   vientos viene del norte, si el panteón se hubiera construido en ese lado los vientos llevarían los "malos aires" de la putrefacción hacia la ciudad, del modo contrario los alejan. Este panteón fue administrado por el clero y tuvo un costo de $8,888 pesos pagado por la mitra de Puebla y por los habitantes de Veracruz y estuvo en funciones hasta 1833, aunque para 1855 todavía existía pero abandonado, poco apoco la maleza fue cubriendo estas viejas tumbas que quedaron en el olvido y con el paso de los años se asentó sobre las mismas el famoso barrio de la Huaca; este nombre de origen Quechúa significa “lugar sagrado”, y fue dado por los viajeros extranjeros que llegaban hasta la Iglesia del Cristo para rogarle que llegaran con bien a su destino, al salir de la misma veían el panteón situado a su costado exclamando en su lengua “Huaca” refiriéndose al camposanto.
EL SEGUNDO PANTEÓN DE VERACRUZ
En 1831 fue  proyectado hacer un nuevo panteón todavía más al sur pues para éstas fechas los barrios extramurales de “la Huaca”, “el mondonguero” ya habían rodeado el viejo camposanto. Este nuevo panteón fue terminado en 1833 y tuvo un costo de poco más de $60 mil pesos pagados por el supremo gobierno y los recursos económicos provinieron de un impuesto que se le aplicó a las mercancías de importación conocido como "Derecho de Ornato" este panteón estaba en el espacio donde hoy está el Parque Ecológico y parte del Hospital General, se le conoció como el panteón "Del Canelo" y estaba totalmente bardeado, dividido en cuatro secciones con cuatro calzadas de mármol genovés, en cada una de las esquinas tenía una columna de casi ocho metros de altura, un pórtico muy elegante con pilastras y en la parte central de todo el terreno se levantaba una capilla con una hermosa cúpula de forma elíptica, y en las paredes posteriores   había nichos para colocar las osamentas, este panteón existió por casi cien años hasta que en 1932 se cerró para construir en su lugar el famoso Parque Deportivo Veracruzano el cual fue demolido al inicio de la década de los 90´s.
EL PANTEON PARTICULAR VERACRUZANO
El 17 de septiembre de 1894 el Notario Público Lic. Leandro Alcolea levantó la escritura para la conformación de una Sociedad Anónima que conformarían un nuevo cementerio,   denominado "Panteón Particular Veracruzano" en los terrenos de la ex hacienda de Malibrán, los primeros  socios fueron Don José González Pagés, Antonio Revueltas, José Mirón y Mosquera, entre otros. El terreno fue comprado al señor Ramón de la Fuente,   comerciante español radicado en esta ciudad y aquí viene lo más curioso del caso: éste caballero estaba incrédulo de la construcción del cementerio y exclamó cuando hizo la venta de sus terrenos "quien ch...aos va a venir a enterrar a alguien hasta acá" pues   para esa época se consideraba muy lejos esa zona, sin pensar que él sería el primer cadáver que sepultaron en ese panteón el día 31 de enero de 1896 ocupando la fosa #1, este panteón todavía existe, considerado como monumento histórico debido a la hermosura de muchas de sus tumbas de mármol, entre ellas de grandes personajes de la historia de México como Manuel Díaz Mirón, Manuel Gutiérrez Zamora, Francisco Hernández y Hdez., la hermosa tumba de mármol de Talavera de don Alejandro Sánchez, gran benefactor de la ciudad de Veracruz, la cual fue diseñada por él mismo muchos años antes de morir; así mismo se encuentra la tumba de Domingo Bureau en el área que corresponde a los Bomberos de Veracruz del cual fue fundador en 1873. También   está la tumba de Esteban Morales, de las víctimas del buque “Grijalva” entre otros más. Casi desde el inicio de su existencia los socios de este panteón optaron por construir un ramal para el tranvía de mulitas para poder dar un buen servicio de transporte a los deudos, este servicio dejó de tener tracción animal y se volvió eléctrico en 1939 con la inauguración de la ruta de tranvías “Panteones” que en 1957 se une en forma de circuito a la nueva ruta “Reforma-Zaragoza” que desapareció en forma definitiva en 1981.
EL PANTEÓN GENERAL
Debido a que el Panteón Particular Veracruzano por ser privado cobraba por las inhumaciones y no toda la población podía pagar sus costos,   el Ayuntamiento de Veracruz poco tiempo después creó el “Panteón General” que estaba ubicado frente al particular donde hoy es el parque Reino Mágico, administrado directamente por el gobierno municipal, estaba sobre un médano lleno de monte pues poco mantenimiento se le daba, solo en épocas de los "Fieles Difuntos" se chapeaba, no estaba del todo bardeado y por las noches eso mismo volvía peligrosa la zona, originalmente llegaba sus terrenos hasta el hoy fraccionamiento “Moderno” ya que en esa parte se encontraba la Zona Infantil, es decir donde se sepultaban a los niños, por ser de índole municipal, las fosas no podían ser de propiedad, ni tenían perpetuidad, después de siete años de permanecer el cadáver en una fosa se debía exhumar los restos y trasladarlos a un nicho. Las dimensiones de este desaparecido panteón se redujeron cuando se prolongó la Avenida Díaz Mirón en épocas del Presidente Municipal Roberto Avila. Este panteón   fue cerrado aproximadamente en 1986 y los restos mortales que en él había fueron trasladados al nuevo panteón llamado ahora Cementerio Municipal que hasta la fecha opera y que se encuentra junto a la colonia Dos Caminos sobre la Avenida de la Libertad. El Panteón Jardín que es de administración particular fue abierto en 1960 en el antiguo predio denominado "Positos" actualmente también sigue en funciones. También existen los panteones de Vargas y de Mata de Pita en el área rural del Municipio de Veracruz.