jueves, 14 de octubre de 2010

¿MAR O MONTAÑA?

¿MAR O MONTAÑA?

Por: Sonia López Azueta/ FUNDACROVER-ITALIA


Al parecer, en Italia, esta es la pregunta casi obligada al momento de ir de vacaciones de verano.

Para algunos la respuesta podría resultar obvia: mar, naturalmente; qué podrían ofrercer unos días a varios metros de altura?

Si es verdad que las vacaciones reflejan la personalidad, un período de descanso en sitios de montaña será elegido sobretodo por gente que aprecia la tranquilidad y la proximidad con la naturaleza.

Nevegal, un altiplano situado a mil metros de alutra sobre el nivel del mar que forma parte de los prealpes de Belluno, al norte de Italia, es una de las tantas hermosas localidades montañosas. Con excelente ubicación, es acudida no solo por los mismos belluneses sino también por los habitantes de las llanuras, así como de la isla de Venecia.

Excelente la idea de alojarse en un apacible hotel, en medio de prados y pinares. Pero la experiencia en el campamento resulta particularmente especial, si se desean reforzar los lazos familiares y de amistad. Los habitantes semifiijos se alojan en remolques anexos a cabañas prefrabricadas de madera y las familias visitantes arriban a bordo de sendas casas rodantes; en el pintoresco “campeggio” la colaboración es primordial para disfrutar en armonía de una comida al aire libre, compuesta ya sea de carne o pescado y verduras a las brasas.

Durante los días más cálidos son gratos los baños de sol mientras se disfruta de una buena lectura tendido sobre la hierba. En las mañanas que pueden presentarse hasta a 16 grados centígrados, un recorrido en busca de diversas variedades de setas proporciona relajación, con la recompensa de almorzar la propia recolecta, la recomendación especial al realizar estas exploraciones es siempre hacerse acompañar por un conocedor, para evitar el tener que llamar a una ambulancia si se consumen hongos tóxicos. Por las noches en el pequeño bar se organizan partidas de billar, en ocasiones la música viva ameniza con un repertorio de twist, rock and roll, bailes de salón y con suerte una que otra pieza de salsa o merengue. Para los más jóvenes nada de tiempos muertos, la diversión está garantizada con amigos instantáneos al lado de quienes recorrer el lugar en bicicleta, jugar a la pelota o al ping pong hasta altas horas con el permiso de la mayoría de los padres, en este recinto los pocos autos que circulan avanzan a paso de hombre. El sueño se concilia después bajo las estrellas.

A poca distancia del campamento, una pista de esquí se trasforma en punto de lanzamiento utilizando un particular medio con forma de pequeña lancha redonda. En bajada desde la colina, niños y adultos alcanzan velocidades tales en estos coloridos aros inflables, que no es raro ver volar por los aires algun zapato. Los más intrépidos encuentran la justa dosis de adrenalina escalando la roca o praticando ciclismo de montaña.

Para una experiencia más espirtual el Santuario dedicado a la Vírgen de Lourdes ofrece sensación de paz con algunos cantos gregorianos al interior, murales, jardines de hortencias, rosas y girasoles; mientras que en las elevaciones cercanas, aspirar profundamente inunda los pulmones de fresco aire puro, el cerebro se oxigena y se traen al olfato balsámicos aromas de pino y menta silvestre. Praticar senderismo o caminata nórdica apoyándose en bastones, favorece el bienestar físico al involucrar casi toda la musculatura y las articulaciones, rodeados por un fabuloso ambiente que reduce la tensión y aumenta el sentimento de modestia ante las cimas coronadas de nubes y los tupidos bosques de alerces y abetos. Todas esas calorías consumidas se pueden reponer ingiriendo productos locales altamente reconocidos por ser sanos y deliciosos: quesos, carne de ciervo, espárragos y espinacas silvestres; leche, miel, arándanos y moras, se combinan en antiguas recetas jamás escritas.

La pasión por la altura, la aventura, el frío y también por el peligro, moldea el carácter de los amantes de la montaña, valerosos, resistentes a la fatiga, sensibles y emocionales; después de todo no es difícil aprender a amar a la montaña porque ella te hace sentir vivo, libre.

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