A 96 AÑOS DEL EXILIO POST MORTEN DE PORFIRIO DÍAZ
Por: Miguel Salvador/FUNDACROVER A.C.
Lo mejor que puede hacerse con los héroes es dejar en paz sus restos y conocer sus vidas.
Enrique Krauze
Existentes algunas referencias históricas sobre los intentos por repatriar los restos de Porfirio Díaz. En 1930, en el centenario de su nacimiento, algunos admiradores lograron organizarse sin que fructificaran sus objetivos, en los años 60 hubo otro intento, sin embargo en boca de Gustavo Díaz Ordaz: “El país no está preparado”. Otros intentos por parte de sus descendientes se dieron en 1990 y 1995, desconozco si el tema le fue planteado a Felipe Calderón, pero existen antecedentes sobre que Vicente Fox había prometido encargarse del tema.
El tema ha sido tratado por la prensa, Antonio Bertran en el año 2005 escribió un artículo para el diario Reforma: ¡Repatríenlo en Caliente!” muy convincente, recientemente en el 2010, Héctor de Mauleón escribió en el diario Milenio: “Traer a don Porfirio”. Ambos escritores coinciden en que el tema sigue causando escozor entre la sociedad mexicana sino que le pregunten a Paco Ignacio Taibo II.
Hoy, a 96 años de distancia me parece que las heridas supuran con sólo nombrarlo y si no es así, los revolucionarios de café y escritorio se encargan de rascarla.
El héroe de Puebla, falleció en París el 12 de julio de 1915 -en este espacio no pretendo biografiarlo- sin embargo, tanto admiradores como detractores, reconocen en él al precursor del México moderno, de un México que tuvo la oportunidad de brillar en el concierto de las naciones en los albores del siglo XX.
Se dice que Carmen Romero Rubio, la viuda del Dictador embalsamó el cuerpo y espero hasta el año de 1922 con esperanza de poder regresarlo a México. Al regresar al país en 1934 venía resignada a dejar los restos en Paris a pesar que el rey de España le había propuesto hacerle un espacio en el Escorial a don Porfirio.
Algunas versiones estilo leyenda, señalan que la Viuda regresó con los restos y don Porfirio ya descansa en suelo mexicano, sin embargo la versión oficial es que todavía se encuentra en Paris en el cementerio de Montparnasse, en donde de vez en vez algún paisano lo visita y coloca una bandera mexicana.
En mi opinión este exilio ha durado mucho, por ejemplo Napoleón Bonaparte, su exilio después de muerto sólo duro 19 años.
Estoy de acuerdo con Enrique Krauz cuando señala que la verdad histórica debe desmitificar la historia de bronce, viviendo con mesura, sin embriaguez, sin intoxicación, sin fanatismo, sin odios anacrónicos, sin proyecciones del presente, buscando el valor que nos vincula para de esta manera arrancar de raíz la planta que envenena nuestra vida pública que es la intolerancia.
Mientras esto sucede la parroquia de la soledad en Oaxaca seguirá aguardando que se cumpla la última voluntad de Porfirio Díaz, para algunos un héroe, para otros un villano, para la comprensión de la historia de México un personaje real sin el cual no se puede explicar gran parte de la historia del siglo XIX y XX.
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