¿Es necesario un monumento a la fundación de la ciudad de Veracruz?
Por: Miguel Salvador/FUNDACROVER A.C.
Sigue la cuenta regresiva, nos acercamos al 2019 sin que los porteños y jarochos sepamos a ciencia cierta que implica que nuestra ciudad tenga 500 años de haber sido fundada. De este hecho histórico solo existe un mural en el palacio municipal y un cuadro en la sala de juntas de presidencia, por cierto muy mal hecho, porque el autor no tomo referencias históricas, al parecer nadie le explico que en donde desembarcó Cortés no había gran vegetación.
Así las cosas, tenemos monumentos a los inmigrantes, a los niños pescadores, a Venustiano Carranza, a Juárez, a Lara, a Toña la negra y a hasta un perrito.
Pero, ¿Qué hay del monumento a la fundación de la ciudad?. Aquí surgen las visiones cortas y las lenguas largas, que se rasgan las vestiduras y exclaman que no es posible tal acción porque tendríamos que colocar al conquistar Hernán Cortés y cientos de fanáticos tratarían de impedirlo, como el caso de la estatua de Porfirio Díaz.
Es aquí donde yo me pregunto ¿Es necesario seguir negando un hecho histórico en aras de una nacionalismo anacrónico y para colmo irreal?, como decía Octavio Paz “Apenas Cortés deje de ser un mito ahistorico y se convierta en lo que es realmente –un personaje histórico- , los mexicanos podrán verse a sí mismos con una mirada más clara, generosa y serena”. Y esto es así porque si analizamos detenidamente los datos históricos antes de la llegada de los españoles, existían estados, señoríos, cacicazgos y tribus nómadas diferentes: Tarascos, Chichimecas, Tlaxcaltecas, Totonacas, Mixtecas, zapotecas convivían en los que actualmente es el territorio mexicano, y entre todos el señoríos el más poderosa era el famoso imperio azteca, el Culhúa Mexica, por lo tanto no existía una nación mexicana, como tal pretenden defender los que están en contra de la identidad veracruzana.
El imperio Culhua-Mexica estaba sustentado en la triple alianza, de los señoríos de México, Tezcoco y Tacuba, y su control de la zona comprendió aproximadamente 38 señoríos a fines del siglo XV. Una extensión cercana al medio millón de kilómetros cuadrados o sea la cuarta parte del México actual.
Cortés, definitivamente no era un improvisado, encontró que a estos pueblos les unía algo en común, el gran odio a los aztecas, por lo que fraguó distintas alianzas con Totonacas, Tlaxcaltecas, Hujotzingos, Choluleños y Chalcos, que de acuerdo a los datos proporcionados por José Luis Martínez en su obra Hernán Cortés, (FCE) vino a dar un número de alrededor de 150,000 aliados indígenas, más 900 españoles.
Después de 75 días la imponente capital azteca cae en manos de los ejércitos aliados, era el 13 de agosto de 1521.
El autor en referencia rescata dos frases que quiero compartir con ustedes, para tener una visión más clara, no la de los vencidos, sino la de los convencidos, una de ellas es de Cristóbal del Castillo, historiador indio de origen tezcocano que dice respecto a la conquista: “Ningún ciudadano los ayudaron a los mexicanos por causa del odio que les tenían” y la otra de Arturo Arnáiz y Freg, quien dice respecto al tema en cuestión: “La Conquista de México la hicieron los indios y la independencia los españoles”.
Luego entonces, nosotros los ciudadanos veracruzanos, ¿Qué esperamos para reconocer un hecho histórico que es parte de nuestra identidad? o ¿seguiremos lamentándonos esperando que nuestra conmemoración de los 500 años sea organizada desde el nuevo palacio del Hueytlatoani en los Pinos?.
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