Sonidos
y Pregones de la nostalgia.
Por:
Miguel Salvador Rodríguez Azueta
Reflexiones obtenidas de las
Jornadas por la diversidad Sonora y Musical/IVEC 2012
Hay sonidos que extrañamos,
otros que con nostálgica emoción nos cuentan los abuelos. Sonidos que van desde
el murmullo de las olas, el graznidos de las aves, la voz de un ser querido e
incluso el sonido particular de una andadera, como la de mi abuelo, que al ser
arrastrada en el concreto nos indicaba a la familia que don Salvador ya había
salido a dar su vuelta matutina por la cuadra.
Sonidos que son característicos
de Veracruz, algunos ya extintos como el pregón del Mondonguero: ¡Traigo Cuajo,
Cagalar y tripa, mondongooo cocidooo! ¡Cocidooo! ó el vendedor de semillas de Coyol, ¡Coquitos,
coquito, coquitos, traigo los coquitos!.
¿O qué me dicen del vibrante
Triangulo que anunciaba los barquillos y
abanicos?, tan recordado en la niñez, ¡tin, tin! Vibraba el instrumento idiófono del
barquillero.
Para algunos veteranos
recordar el sonido del silbato de las empresas antiguas es volver a vivir. Félix Martínez González, desecha la idea
propagada de que la impuntualidad es inherente al jarocho y nos explica
que en Veracruz existían varios silbatos
de empresas que sonaban con puntualidad inglesa. El de la cochera de tranvías, sonaba al 10
para la 7 de la mañana, a las 7, al 10 para las 11 y a las 11, al 10 para la
una, al 10 para las 5. En dicho lugar
trabajaban electricistas, mecánicos y carpinteros, estaba ubicado en González
Pagés y Uribe. También existía el
silbato de la fábrica de Jabón de los Revuelta, que sonaba a las dos de la
tarde y el de la Casa Redonda que era el lugar en donde se arreglaban los ferrocarriles.
¿Quién no recuerda el
concierto de los pichos en la avenida Díaz
Mirón y el parque Zamora? Miles de estos cuervos al caer la tarde ensordecían con sus graznidos
a los paseantes, y se dice que los boleros (betuneros) del parque Zamora tenían
una piedra preparada al caer la tarde para ahuyentar a los pichos y evitar que
les cayeran sus desechos mientras ejercían su trabajo.
El campanero que precedía al
carretón de la basura, con su campana que luego se convirtió en cencerro y que
en la actualidad es solo el ruido del camión triturador y el que hacen los
empleados tirando todo a media calle.
La sirena colocada en el
edificio de bomberos, una alarma contra bombardeos, que se volvió parte de los
sonidos locales, pues en los años 40´s los bomberos eran voluntarios y para llamarlos
al servicio se accionaba la sirena y de
acuerdo a Félix Martínez también por radio en la XEU se anunciaba el incendio, precedida por la
canción de Cri- cri, “Los Ratones Bomberos”: Vienen los Bomberos como un raudo vendaval, todos son ratones con su
casco de metal…
Así, los sonidos nos acercan
o nos alejan de lo que nos es conocido, nos proporcionan placer o molestia, nos
identifican o nos aíslan, sonidos como los del viento del Norte deslizándose
entre los Pinos (Que aún quedan) o Palmeras.
Siendo uno de nuestros
sentidos, el oído seguirá fielmente a los sonidos veracruzanos, trasportándonos
al pasado ó al futuro, mientras, sigamos
golpeando con una cuchara un vaso de cristal, en la espera de compartir con los
demás sentidos una experiencia jarocha.
P.d. Gracias A Jessica
Gottfried por recordar sonidos.
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