Archivo FUNDACROVER
J.B. Lobos y Miguel Angel de Quevedo.
Archivo FUNDACROVER
Por: Miguel Salvador
Mucho se habla de la avenida J.B. Lobos, sobre todo porque actualmente es una importante vía para llegar al aeropuerto de Veracruz desde el centro de la ciudad. Pero, ¿quién fue este personaje y cuál es su mérito para que una avenida tan importante lleve su nombre?
El señor Lobo al parecer era originario de Veracruz, dato que se obtiene de una carta firmada en agosto de 1812 por Juan Antonio Lerdo de Tejada, comerciante español, quien se expresa despectivamente de su colega al llamarlo “zaragate Lobo”. De aquí se deduce que en verdad Lobo era pillo o de plano era pura envidia del señor Lerdo de Tejada. (Lerdo de Tejada: 49)
Así las cosas, lo que es un hecho es que Don J.B. Lobo era vecino del puerto, propietario de inmuebles y rico comerciante a quien le dio por participar en política, como Regidor del Cabildo de Veracruz en 1807, Diputado provincial y Vocal de la suprema Junta Gubernativa del Imperio Mexicano, cuya acta de independencia firmó el 28 de septiembre de 1821.
Pues bien, eso es lo que encontramos acerca del señor Lobo, aunque al indagar más acerca de tan importante documento, con sorpresa leímos muchos nombres que suenan conocidos. Usted, querido lector, dirá si no ha escuchado hablar de José Isidro Yáñez, José Miguel Guridi y Alcocer, Francisco Manuel Sánchez de Tagle, José Manuel Velásquez de la Cadena, Nicolás Campero, Juan Bautista Raz y Guzmán, Isidro Ignacio de Icaza (¿Icazo?) y Juan María Cervantes y Padilla.
Tal vez el día de hoy se sienta usted afortunado por conocer el nombre completo de su calle, ya tendrá tiempo de presumir con sus nietos o amigos de que usted sí sabe mucho. En lo particular, un servidor sería feliz si alguien me presentara al genio urbanístico que diseñó y propuso la nomenclatura de dichas calles.
¿Por qué? Pues sólo por que Raz y Guzmán, Cervantes y Padilla y Yánez están en el extremo noroeste de la ciudad y Velásquez de la Cadena hasta Alcocer en el suroeste. De extremo a extremo de la ciudad y divididos por personajes de otras epopeyas como Juárez y Cortés, así quedaron estos ilustres mexicanos. Ahora bien, el mismo genio no se percató de que Alcocer era un cura de la Santa Iglesia del Sagrario de México. Esto no era bien visto en épocas post-revolucionarias en México. Quien lo ideó, evidentemente, sólo se fijó en que eran miembros del acta de independencia de México, pero no indagó sobre sus antecedentes.
Ya entrando en detalles, por pura curiosidad histórica, ahondamos más en el acta. Resulta que la misma fue firmada por la naciente nobleza mexicana, pues hay desde condes y marqueses, hasta coroneles pasando por los indispensables abogados. Así que nuestra carta libertaria no fue firmada por ningún descamisado, viejito pensionado o representante de las clases populares.
Deteniéndonos un poco más en tan preciado documento, se percatará el asombrado lector que el texto es un himno adulatorio hacia el buen Agustín de Iturbide, a quien no bajan de Genio Superior a toda admiración y elogio.
Nota: Lerdo de Tejada, Juan Antonio, Cartas de Un comerciante español 1811-1817, Colección Universidad Veracruzana, México.
Archivo FUNDACROVER
El señor Juan Bautista Lobo fue un rico comerciante veracruzano, miembro de la Suprema Junta Provisional Gubernativa del Imperio Mexicano.
Por: Miguel Salvador
Mucho se habla de la avenida J.B. Lobos, sobre todo porque actualmente es una importante vía para llegar al aeropuerto de Veracruz desde el centro de la ciudad. Pero, ¿quién fue este personaje y cuál es su mérito para que una avenida tan importante lleve su nombre?
El señor Lobo al parecer era originario de Veracruz, dato que se obtiene de una carta firmada en agosto de 1812 por Juan Antonio Lerdo de Tejada, comerciante español, quien se expresa despectivamente de su colega al llamarlo “zaragate Lobo”. De aquí se deduce que en verdad Lobo era pillo o de plano era pura envidia del señor Lerdo de Tejada. (Lerdo de Tejada: 49)
Así las cosas, lo que es un hecho es que Don J.B. Lobo era vecino del puerto, propietario de inmuebles y rico comerciante a quien le dio por participar en política, como Regidor del Cabildo de Veracruz en 1807, Diputado provincial y Vocal de la suprema Junta Gubernativa del Imperio Mexicano, cuya acta de independencia firmó el 28 de septiembre de 1821.
Pues bien, eso es lo que encontramos acerca del señor Lobo, aunque al indagar más acerca de tan importante documento, con sorpresa leímos muchos nombres que suenan conocidos. Usted, querido lector, dirá si no ha escuchado hablar de José Isidro Yáñez, José Miguel Guridi y Alcocer, Francisco Manuel Sánchez de Tagle, José Manuel Velásquez de la Cadena, Nicolás Campero, Juan Bautista Raz y Guzmán, Isidro Ignacio de Icaza (¿Icazo?) y Juan María Cervantes y Padilla.
Tal vez el día de hoy se sienta usted afortunado por conocer el nombre completo de su calle, ya tendrá tiempo de presumir con sus nietos o amigos de que usted sí sabe mucho. En lo particular, un servidor sería feliz si alguien me presentara al genio urbanístico que diseñó y propuso la nomenclatura de dichas calles.
¿Por qué? Pues sólo por que Raz y Guzmán, Cervantes y Padilla y Yánez están en el extremo noroeste de la ciudad y Velásquez de la Cadena hasta Alcocer en el suroeste. De extremo a extremo de la ciudad y divididos por personajes de otras epopeyas como Juárez y Cortés, así quedaron estos ilustres mexicanos. Ahora bien, el mismo genio no se percató de que Alcocer era un cura de la Santa Iglesia del Sagrario de México. Esto no era bien visto en épocas post-revolucionarias en México. Quien lo ideó, evidentemente, sólo se fijó en que eran miembros del acta de independencia de México, pero no indagó sobre sus antecedentes.
Ya entrando en detalles, por pura curiosidad histórica, ahondamos más en el acta. Resulta que la misma fue firmada por la naciente nobleza mexicana, pues hay desde condes y marqueses, hasta coroneles pasando por los indispensables abogados. Así que nuestra carta libertaria no fue firmada por ningún descamisado, viejito pensionado o representante de las clases populares.
Deteniéndonos un poco más en tan preciado documento, se percatará el asombrado lector que el texto es un himno adulatorio hacia el buen Agustín de Iturbide, a quien no bajan de Genio Superior a toda admiración y elogio.
5 comentarios:
Excelentisimos articulos, que historia,felicidades pero den a conocer o promuevan mas su pagina ya que me la encontre por casualidad.
MUY BUENOS DATOS Y HAGANLE CASO AL PRIMER COMENTARIO PROMUEVAN MAS SU PAGINA PARA K SE DE A CONOCER.
FELICIDADES AL AUTOR DE ESTO.
Viví entre las calles de Campero y J.B. Lobos, desde mi nacimiento en 1953 hasta 1974 que me gradué y emigré a otras latitudes por asuntos de trabajo. Me alegra haber podido despejar hoy esa duda tanto tiempo contenida del orígen de esos nombres. Gracias y coincido en que es necesaria una mayor difusión a su trabajo.
Es bueno que las nuevas generaciones conozcan el origen de nombres de calles, y de escuelad
Bien!, Muy bien!...
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