POR: MIGUEL SALVADOR
La ciudad de Veracruz es heroica en Cuatro ocasiones: 1823, 1838, 1847 y 1914. Pero muy pocos saben que la ciudad vivió tres sitios militares durante la guerra de Reforma: El primero del 16 de febrero al 11 de abril de 1858, el segundo del 17 al 30 de marzo de 1859 y el tercero del 8 febrero al 7 de abril de 1860, todos dirigidos por las tropas conservadoras al mando del Miguel Miramón. Algunos analistas afirman que no se considera estas acciones heroicas de la ciudad de Veracruz por tratarse de un conflicto civil y no una intervención extranjera, pero dentro de este contexto cabe destacar que fue en el último sitio, 1860, cuando las cosas se complicaron por involucrarse dos potencias: Estado Unidos y España.
La historia es la siguiente: A principios de 1860, Miramón con el firme propósito de arrojar a Juárez de Veracruz (Juárez formó su gobierno en la ciudad a su llegada el 4 de mayo de 1858) y terminar con la guerra, salió en dirección al puerto para dirigir ahí las operaciones militares.
Para asegurar el éxito, Miramón pensó sitiar Veracruz tanto por tierra como por mar. Como no tenía buques envió al contra-almirante Tomás Marín a Cuba con el encargo de comprar y equipar dos naves, las que bautizó como General Miramón y Marqués de la Habana respectivamente.
El seis de marzo de 1860 los barcos de Miramón anclaron en la bahía de Antón Lizardo. Pero Miramón no contaba con que una escuadra norteamericana que daba su apoyo a Juárez se alistaba para capturar sus débiles barcos. Esa noche los vapores norteamericanos Indianola y Wave y la corbeta de guerra Saratoga de 40 cañones se adentraron en la bahía de Antón Lizardo. El oficial que vigilaba en el vapor Miramón advirtió que se acercaban los barcos y avisó de inmediato a Marín que capitaneaba los barcos. Los buques americanos dispararon una granada y luego otra más. Marín supuso que los vapores remolcaban lanchas liberales y contestó el fuego con los cañones del Miramón. Pero al tomar los binoculares descubrió que se trataba de buques norteamericanos mandó detener el fuego, lo que aprovecharon los buques extranjeros para acercarse. Marín quiso poner en movimiento su barco, pero los timoneles estaban muertos y el barco se varó a proa. Los tripulantes de los barcos norteamericanos tomaron por asalto los vapores mexicanos, poniendo prisionero a los marinos, llevándolos secuestrados hasta Nueva Orleáns, incluido el propio Marín.
La captura de los dos buques conservadores, que traían bombas y municiones para el ejército sitiador, desbarató los planes de Miramón, quien trató de llegar a un arreglo pacífico con la plaza sitiada, pero Juárez no cedió. Entonces Miramón abrió fuego sobre la plaza el 15 de marzo. El sitio duró algunos días hasta que se agotó el parque del ejército sitiador. Miramón levantó el sitio el 21 por la noche volviendo a la capital derrotado.
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