Por: Miguel Salvador Rodríguez
“América celebra a Chespirito Azueta” es el título de un impresionante espectáculo mediático que entre otras cosas oculta un propósito mercantilista y un culto a la personalidad.
En el transcurso de 40 años
la comedia en México y sus hacedores han
sufrido transformaciones dignas de análisis. Del comediante blanco, pícaro y
brillante al bufón irreverente- en
algunos casos con retraso metal - procaz
e hiriente cuya máxima expresión es el payaso “Platanito”
En ese proceso de
transformación Roberto Gómez Bolaños es el digno ejemplo del azar confundido
con suerte y que al final, como dice Octavio Paz se trasforma en Destino.
Es este Azar, el que define
la vida de Chespirito, de acuerdo a su autobiografía, es al cambiar
de fila para encontrar un empleo lo que lo lleva a la fama, pero el cambio no
lo hace por su vocación sino porque es la fila que tiene menos personas formadas.
Su creatividad – no puesta
en duda- lo llevará a escribir guiones para programas de comedia en el momento histórico
oportuno, cuando la televisión gana espacio al cine y el tiempo se encarga de liquidar
figuras vetustas de otrora fama como “Chicote” y “Mantequilla”.
Figuras como Germán Valdés Tin-tán
y Mario Moreno, apuestan por mantenerse en el cine, el primero dentro del género
cómico sensual, antecedente del Cine de Ficheras en donde las mujeres bellas justifican
un guión pobre y el segundo confía en su personaje y le otorga
el don de la ubicuidad, así Cantinflas es policía, bolero, barrendero y hasta
ministro.
En este proceso, el ganador
sin proponérselo es Mario Moreno quien obtiene
un reconocimiento internacional al añadirse el verbo cantinflear al diccionario
de la Real Academia de la Lengua Española, definiéndolo como la forma de hablar en forma disparatada e incongruente
sin decir nada.
En este contexto Chespirito
no quiere quedarse atrás, convencido que es un Shakespeare en potencia - al
menos no intento ser un Cervantes-, conjuga para sus adentros el verbo cantinflear e inventa términos y
diálogos que con el paso del tiempo se vuelven autónomos; así ¡Recorcholis! o ¡Chispas!
se vuelve un ¡Chanfle!, Regarla es “Chispotear” y así en uso de su derecho
creativo y en aras del nutrir su ego, usufructúa la CH transformándola en impronta de sus guiones en
detrimento del Castellano.
Pero eso no es todo,
Chespirito a través de sus personajes es co-reponsable de la difusión nacional
e internacional de la extrema miseria, el desprecio a la elocuencia, la doble
moral, la pereza, la cobardía y el apego a la buena suerte.
En su afán por trascender en
la historia nacional, Chespirito cocinó en su mente un puchero mórbido con
ingredientes sacados de “Los olvidados” de Buñuel, de “Nosotros los pobres”, “Tres Patines y la tremenda Corte” y “La familia Burrón” entre otros dramas nacionales
y sin empacho nos trasladó a una vecindad ampliamente miserable, cuyos inquilinos
además de ser titulares de una pobreza económica también se caracterizaban por poseer
una limitante mental, física y moral - doña Florinda y su relación cafetera con
el profesor Jirafales así como la pereza
e irresponsabilidad de don Ramón- además de la agresividad verbal y física que
la caracterizaban.
Los personajes chespirianos,
gracias al liberalismo y en algunos casos a la complacencia de regímenes
dictatoriales, - que requerían de urgentemente distractores- lograron identificarse y causar simpatía con
un amplio sector de países, en su mayoría
latinoamericanos.
Gobiernos y televisoras se
encargaron de trasmitir un problema al que no le agregaron la solución, optando por que el televidente se abandonara a
la providencia y se consolara riéndose -frente a una pantalla transformada en
espejo- de las miserias de los personajes de Gómez Bolaños.
Hoy Latinoamérica se une
para celebrar, no las fiestas patrias, la educación ó los valores universales,
sino para, como herencia maldita, alabar
la miseria, la pereza, la justiciación y
proliferación del cantinfleo en aras de justificar la ignorancia y el triunfo
del azar.
Es pues, como dice Guillermo
Bonfil Batalla en su obra “México Profundo” una realidad que los sectores del
México imaginario aplican los recursos nacionales para el
enriquecimiento personal, y en el caso que nos atañe Chespitiro aprovecho el
“azar” para lograr no solo un triunfo económico, también un lugar dentro del pluralismo
y la diversidad de sistemas culturales, no solo de México sino de América.
14/3/2012
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