EPÍLOGO
Unos setenta escritores de Xalapa, Orizaba, Córdoba y la ciudad de Veracruz nos reunimos en Córdoba en el año 2000 para celebrar el inicio del siglo XXI. Vendimos libros y revistas. Leímos nuestros textos. Platicamos a la hora de la comida, de la cena, en el desayuno, al despedirnos. Entonces nadie imaginó que la primera década se iría llenando de mexicanos caídos en disputas sin sentido. Mientras la insensibilidad encuentra los por qué y los remedios, seguimos haciendo un refugio de libros que dicen más de lo aquí destacado.
También hubo libros antológicos y de memorias de lecturas públicas: es imposible formarse una opinión con una pequeña parte de lo que firman los autores.
Por último, diré que esta Colección es un nudo en una cuerda muy larga, que está amarrada al pasado, lo publicado antes, y que llega quién sabe a dónde, lo que falta por publicar, lo que se ha escrito ya entre diciembre de 2010 y enero de 2011, mientras cambiaban los encargados del gobierno estatal y de los gobiernos municipales.
Son tiempos negros, pero la literatura es un alimento que no deja de cultivarse. Quienes creyeron que en el año 2000 se acabaría el mundo ya llegaron al año 2011. Todos sabemos que no debemos esperar que las convulsiones del mundo pasen sin tocarnos. Recomiendo que la gente guarde sus libros en bolsas de plástico y en cajas de acero inoxidable, para que haya qué leer aun cuando sólo queden unos pocos humanos que gusten dedicar su tiempo a esa actividad. Espero que nunca llegue el día en que veamos que fue útil hacer esta labor de salvamento anticipada.
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