Por: Miguel Salvador Rodríguez Azueta
“I
heard Woodrow Wilson's guns, I heard Maria crying
Late last night I heard the news, That Veracruz was dying
Veracruz was dying…”
Late last night I heard the news, That Veracruz was dying
Veracruz was dying…”
Warren
Zevon, Veracruz 1978
En el año 2005 se publicaron
dos libros sobre las anécdotas de la
gesta heroica de 1914: “Los profesores
del 14”, de Antonio Herrera Cerezo
y “Heroica
Veracruz de 1914”, de Antonio Salazar Páez.
Estamos a dos meses de
conmemorar este hecho histórico, pocos son los que se percatan que a marchas
forzadas se realizan actividades para dicho evento. Por parte del Gobierno del
Estado, la Editora publicará algunos libros con información oficial acerca del
tema, por parte de la Armada la remodelación del museo naval sigue adelante, y
así por el estilo, desde las instancias oficiales hasta las asociaciones
civiles, quieren aportar su grano de arena, pero, - siempre hay un pero.
A todos los organizadores, -oficiales
y no- se les escapa, que si bien es cierto, que durante los funestos hechos de
1914 surgieron figuras relevantes como José Azueta, Virgilio Uribe y Jorge Alació Pérez,
miembros de la milicia, no menos cierto es - y aquí hay que resaltar- la
oposición, más que defensa, estuvo a cargo de ciudadanos comunes como usted o
como yo, que en su mayoría, no tenía adiestramiento y que ofrendaron su vida por
este pedacito de patria que sabe sufrir y cantar.
Por ello la importancia
de publicaciones caseras como: “Heroica Veracruz
de 1914”, en donde encontramos datos y
anécdotas que no están en las partes ni en las fotos oficiales, “para
muestra un botón”: ¿Cuándo el lector ha visto un soldado americano de color en
las fotos oficiales sobre el 14?, testigos de los sucesos aseguraban que fueron
los primeros en bajar y recibir las descargas de los jarochos.
En estos días, iré presentando
dichas anécdotas. En esta ocasión, quiero hacer mención del caso Estela Campos, una jarocha, que durante la gesta heroica fue
testigo cuando un soldado de “color”
asesinaba a su esposo a las puertas de su domicilio. Presa de rabia, Estela no lo pensó dos veces,
teniendo a la mano solo un pesado “metate” (piedra para aplanar las
tortillas) se lo lanzó a la cabeza al
invasor, haciendo que el “Marine” perdiera el conocimiento, acto seguido la
señora Campos procedió a rematar al soldado invasor con el mismo rifle con el
que se había ultimado a su esposo.
Esta anécdota tal vez
hubiera quedado en el olvido, pero en 1959 Salazar Páez entrevistó a algunos
testigos de los hechos, confirmando la acción de la señora campos quien durante
mandato del gobernador Marco Antonio Muñoz,
se presentó con él para entregar el rifle y entregarse ella. Una vez que
conoció la historia, el mandatario ordenó que el rifle fuera entregado a la Escuela
Naval y a doña Estela se le apoyara con servicios médicos en el hospital regional.
De acuerdo a la
investigación recabada por Salazar Páez, la señora Campos murió en la pobreza y
en el olvido.
Como escritor y veracruzano
- casi emulando a Jesús Reyes Heroles- diré que por lo que a mí respecta, no permitiré,
que en estos 100 años, estas personas
sigan en el olvido. ¡Sí! ¡Larga vida a los Azueta, a los Uribe y a los
demás personajes ilustres!, pero también, a quienes no lo fueron, pero cuya
sangre también corrió durante aquel
funesto abril de 1914.
Para escuchar la canción de
Warren Zevon, Veracruz siga la liga: http://www.youtube.com/watch?v=_O2qJ0JXjug&feature=kp
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