jueves, 3 de noviembre de 2011

La Fuente de Pegaso

Valor, prudencia e inteligencia  virtudes que deben regir a un gobernante

Por: Miguel Salvador/FUNDACROVER A.C.

El Palacio Nacional, en el Distrito Federal es un imponente conjunto de edificios que albergan distintas oficinas gubernamentales. En 40,000 mts2,  bajo las ruinas del palacio de Moctezuma, se erigió su  residencia el conquistar Hernán Cortés.
Durante la colonia el edificio sirvió como oficinas de la creciente burocracia virreinal lo que motivaba altos costos, pues el gobierno pagaba altas rentas a Hernán Cortés y posteriormente a sus descendientes, por lo que con el paso de los años, el gobierno Virreinal  trabó un litigio para dejar de pagarle rentas por el uso del palacio a los descendientes de Cortes,  al final su hijo Martin  decidió llegar a un arreglo y venderlo al virrey por la cantidad de 264 mil reales.
Para 1692,  un motín popular  propiciado por la hambruna, hizo que más de 8 indígenas predecesores de los indignados de hoy  se volcaran hacia el palacio y lo incidirán quedando en ruinas hasta  1711 cuando inicia su reconstrucción.
Pues bien, en este palacio no solo se albergaron virreyes, emperadores, presidentes, poderes de la unión y hasta vendedores de garnachas, sino que además cuenta con tesoros artísticos de deben ser  de gran valor para los mexicano, por ejemplo en el patio se encuentra una réplica de una fuente singular, que de acuerdo a los registros históricos - se dice que la original databa del siglo XVII-  era una fuente ochavada, en cuya cúspide estaba un Pegaso. El caballo mitológico cuyo nacimiento fue originado de la sangre derramada de la medusa, ósea el mal.  Perseo el héroe de la historia tuvo que hacer uso de tres virtudes para vencerla: el valor, la prudencia y la inteligencia, mismas que según la leyenda mexicana deben tener todos los gobernantes mexicanos para poder dirigir este hermoso país.
A ciencia cierta no se sabe que ocurrió con la escultura original, lo mismo pudo haber sido destruida  en 1692 o pensando un poco mal a lo mejor adorna junto con los leones de telégrafos, la cama de Carlota y otras obras de arte el jardín de algún viejo político o una de sus “favoritas”.
Por eso, yo pediría que la regresaran a su lugar original a ver si echándole unas monedas como al fuente de Trevi se no cumplen el tener un gobernante que tenga esas tres virtudes.