miércoles, 21 de noviembre de 2012

Ecos de Veracruz



Sonidos y Pregones de la nostalgia.

Por: Miguel Salvador Rodríguez Azueta

Reflexiones obtenidas de las Jornadas por la diversidad Sonora y Musical/IVEC 2012

Hay sonidos que extrañamos, otros que con nostálgica emoción nos cuentan los abuelos. Sonidos que van desde el murmullo de las olas, el graznidos de las aves, la voz de un ser querido e incluso el sonido particular de una andadera, como la de mi abuelo, que al ser arrastrada en el concreto nos indicaba a la familia que don Salvador ya había salido a dar su vuelta matutina por la cuadra.
Sonidos que son característicos de Veracruz, algunos ya extintos como el pregón del Mondonguero: ¡Traigo Cuajo, Cagalar y tripa, mondongooo cocidooo! ¡Cocidooo! ó el  vendedor de semillas de Coyol, ¡Coquitos, coquito, coquitos, traigo los coquitos!.
¿O qué me dicen del vibrante Triangulo  que anunciaba los barquillos y abanicos?, tan recordado en la niñez, ¡tin, tin!  Vibraba el instrumento idiófono del barquillero.
Para algunos veteranos recordar el sonido del silbato de las empresas antiguas es volver a vivir.  Félix Martínez González, desecha la idea propagada de que la impuntualidad es inherente al jarocho y nos explica que  en Veracruz existían varios silbatos de empresas que sonaban con puntualidad inglesa.  El de la cochera de tranvías, sonaba al 10 para la 7 de la mañana, a las 7, al 10 para las 11 y a las 11, al 10 para la una, al 10  para las 5. En dicho lugar trabajaban electricistas, mecánicos y carpinteros, estaba ubicado en González Pagés y Uribe.  También existía el silbato de la fábrica de Jabón de los Revuelta, que sonaba a las dos de la tarde y el de la Casa Redonda que era el lugar en donde se arreglaban los ferrocarriles.



¿Quién no recuerda el concierto  de los pichos en la avenida Díaz Mirón y el parque Zamora? Miles de estos cuervos  al caer la tarde ensordecían con sus graznidos a los paseantes, y se dice que los boleros (betuneros) del parque Zamora tenían una piedra preparada al caer la tarde para ahuyentar a los pichos y evitar que les cayeran sus desechos mientras ejercían su trabajo.
El campanero que precedía al carretón de la basura, con su campana que luego se convirtió en cencerro y que en la actualidad es solo el ruido del camión triturador y el que hacen los empleados tirando todo a media calle.
La sirena colocada en el edificio de bomberos, una alarma contra bombardeos, que se volvió parte de los sonidos locales, pues en los años 40´s  los bomberos eran voluntarios y para llamarlos al servicio  se accionaba la sirena y de acuerdo a Félix Martínez también por radio en la XEU  se anunciaba el incendio, precedida por la canción de Cri- cri, “Los Ratones Bomberos”: Vienen los Bomberos como un raudo vendaval, todos son ratones con su casco de metal
Así, los sonidos nos acercan o nos alejan de lo que nos es conocido, nos proporcionan placer o molestia, nos identifican o nos aíslan, sonidos como los del viento del Norte deslizándose entre los Pinos (Que aún quedan) o Palmeras.
Siendo uno de nuestros sentidos, el oído seguirá fielmente a los sonidos veracruzanos, trasportándonos al pasado ó al futuro, mientras,  sigamos golpeando con una cuchara un vaso de cristal, en la espera de compartir con los demás sentidos una experiencia jarocha.
P.d. Gracias A Jessica Gottfried por recordar sonidos.

ESPACIO POETICO





ESPEJISMO

Altar de espejismos siniestrados, con Faetón en barroca caída, el descenso es el ascenso hacia lo eterno, sublime e insondable.
Maravillas se contemplan en estado de abandono, simulacro y antesala de la muerte, divagante entre la aurora que agoniza.
Afrodita con su trampa intrascendente, coquetea con Febo , que mira al sol , alborozado.
El centauro que me guía pierde fuerzas y me arroja a los pies del Minotauro.
Mis cadenas se rompen  con el suave movimiento de las hadas, que con manos invisibles y ayudadas por  mis sueños, me dan  la libertad  para escaparme de la horrenda prisión  de mis tristezas.
Moriré calcinada por los rayos heliocéntricos , al atreverme  a conducir el carro de  luz  y belleza incandescente.

Rosario Lagunes Férman.



Y aquí estoy amado mío
Sentada en el quicio de la puerta
Una agradable brisa me refresca
Pero estoy muerta de impaciencia

Me conformo con solo ver tu mirada
Disfrutar de tu sonrisa seductora
Puede que al verte mi alma desfallezca
Pero la ilusión me mantiene esperanzada
No sé si me pienses
No sé si me extrañas
No sé si me sueñes
No sé si podre verte más.

Me estaré esperando tu llegada
Sentada en la puerta por su tú
Decides venir a buscarme por la noche estrellada
Y así una vez más refugiarme en tu mirada.

Sago Díaz Mirón


CIUDAD MÍA


Ciudad mía como quisiera regresar el tiempo, para  poder volver aquellos años de tu juventud, y ver como eran tus calles y contemplar tus edificios, escuchando las historias que en sus paredes guardan, sin embargo no puedo, y a pesar de esto sé que eres la más bella, pues no eres solo edificios viejos, tú eres el amor de tu gente, su alegría y tradiciones, pues, ciudad mía, tú eres tu gente.

María Fernanda Velázquez Palma.



TIERRA MOJADA 

Tierra Mojada  
Aspiro profundo…
Tierra Mojada…aspiro de nuevo.
Tierra Mojada… ¡es todo!  
Pero, ¿es todo?.. ¡sí! ¡es todo!
Pero, ¿es todo?, presente y pasado.
Tierra Mojada… aspiro de nuevo.
Extranjera sensación, diluvio en mi cuerpo.
Aspiro… contemplo tus ojos tristes.
Tierra Mojada, a ti, a mí.
Independencia, camino, avenida, calle, sonrisa.
Tu ojos, tu vientre, lo nuestro.
Perdido… ¿Quién eres?
Tierra Mojada…

Miguel Salvador

miércoles, 7 de noviembre de 2012

El héroe de Nacozari y el callejón de Santa María



El callejón héroe de Nacozari, se encuentra en la centro de la ciudad de Veracruz, entre las calles de Francisco Canal y Melchor Ocampo. Jesús García Corona nació en Hermosillo, Sonora en 1881, y desde muy joven entro a trabajar en los ferrocarriles de la compañía minera del norte, fue escalando en poco tiempo debido a sus dotes, hasta llegar a convertirse en ingeniero de maquinas. El 7 de noviembre 1907, el tren que transportaba vagones con  cuatro toneladas de dinamita para  la ampliación de  la minas, estuvo a punto de volar el pueblo de Nacozari, Sonora, debido a una serie de errores e irresponsabilidades, pero gracias a la valentía de este personaje el pueblo quedo a salvo, ya que el señor García ofrendo su vida, sacando lo más lejos el tren de los límites del pueblo. (Una viga de acero mato a un niño a 100 metros)
Ahora bien,  el nombre original de  este callejón te hasta 1870  era  el de callejón de la Merced, por encontrarse a espaldas de dicho convento,  para 1894 aparece con el nombre de Santa María, como tal se le conocía a principios del siglo XX hasta que en algún momento histórico, que supongo fue en la época de los caudillo sonorenses, algún funcionario queda bien, realizó el cambio, pensando que el callejón de Santa María era por la advocación de la virgen y no es así, el callejón fue bautizado Miguel de Santa María en honor de un veracruzano  distinguido, quien fuera miembro del cuerpo diplomático de México y Colombia durante la época de la independencia. Santa María nació en la ciudad de Veracruz en 1789,  fue escritor, político y diplomático mexicano de ideas liberales,  fue ministro plenipotenciario de Gran Colombia  y  ministro plenipotenciario de México y enviado extraordinario, firmó el Tratado de Paz y Amistad entre México y España, mediante el cual se reconoció la Independencia de México, restableciéndose así las relaciones entre ambas naciones el 28 de diciembre de 1836.
Miguel de Santa María primer embajador de México en España murió en Madrid en 1837.

14/10/2012