sábado, 27 de octubre de 2012

CHESPIRITO, AMERICA Y EL TRIUNFO DEL AZAR

“El Azar tiene muy mala leche y muchas ganas de broma”Arturo Pérez  Reverte


Por: Miguel Salvador Rodríguez

“América celebra a Chespirito Azueta” es el título de un impresionante espectáculo mediático que entre otras cosas oculta un propósito mercantilista y un culto a la personalidad.

En el transcurso de 40 años la  comedia en México y sus hacedores han sufrido transformaciones dignas de análisis. Del comediante blanco, pícaro y brillante al  bufón irreverente- en algunos casos con retraso metal -  procaz e hiriente cuya máxima expresión es el payaso “Platanito”
En ese proceso de transformación Roberto Gómez Bolaños es el digno ejemplo del azar confundido con suerte y que al final, como dice Octavio Paz se trasforma en Destino.
Es este Azar, el que define la vida de  Chespirito,  de acuerdo a su autobiografía, es al cambiar de fila para encontrar un empleo lo que lo lleva a la fama, pero el cambio no lo hace por su vocación sino porque es la fila que tiene menos personas  formadas.
Su creatividad – no puesta en duda- lo llevará a escribir guiones para programas de comedia en el momento histórico oportuno, cuando la televisión gana espacio al cine y el tiempo se encarga de liquidar figuras vetustas de otrora fama como “Chicote” y “Mantequilla”.
Figuras como Germán Valdés Tin-tán y Mario Moreno, apuestan por mantenerse en el cine, el primero dentro del género cómico sensual, antecedente del Cine de Ficheras en donde las mujeres bellas justifican un  guión pobre  y el segundo confía en su personaje y le otorga el don de la ubicuidad, así Cantinflas es policía, bolero, barrendero y hasta ministro.
En este proceso, el ganador sin proponérselo es Mario Moreno  quien obtiene un reconocimiento internacional al añadirse el verbo cantinflear al  diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, definiéndolo como la forma de  hablar en forma disparatada e incongruente sin decir nada.

En este contexto Chespirito no quiere quedarse atrás, convencido que es un Shakespeare en potencia - al menos no intento ser un Cervantes-, conjuga para sus adentros  el verbo cantinflear e inventa términos y diálogos que con el paso del tiempo se vuelven autónomos; así ¡Recorcholis! o ¡Chispas! se vuelve un ¡Chanfle!, Regarla es “Chispotear” y así en uso de su derecho creativo y en aras del nutrir su ego, usufructúa la CH  transformándola en impronta de sus guiones en detrimento del Castellano.
Pero eso no es todo, Chespirito a través de sus personajes es co-reponsable de la difusión nacional e internacional de la extrema miseria, el desprecio a la elocuencia, la doble moral, la pereza, la cobardía y el apego a la buena suerte.
En su afán por trascender en la historia nacional, Chespirito cocinó en su mente un puchero mórbido con ingredientes sacados de “Los olvidados” de Buñuel, de “Nosotros los pobres”,  “Tres Patines y la tremenda Corte”  y “La familia Burrón” entre otros dramas nacionales y sin empacho nos trasladó a una vecindad ampliamente miserable, cuyos inquilinos además de ser titulares de una pobreza económica también se caracterizaban por poseer una limitante mental, física y moral - doña Florinda y su relación cafetera con el  profesor Jirafales así como la pereza e irresponsabilidad de don Ramón- además de la agresividad verbal y física que la caracterizaban.
Los personajes chespirianos, gracias al liberalismo y en algunos casos a la complacencia de regímenes dictatoriales, - que requerían de urgentemente distractores-  lograron identificarse y causar simpatía con un amplio sector de países,  en su mayoría latinoamericanos.
Gobiernos y televisoras se encargaron de trasmitir un problema al que no le agregaron la solución,  optando por que el televidente se abandonara a la providencia y se consolara riéndose -frente a una pantalla transformada en espejo- de las miserias de los personajes de Gómez Bolaños.
Hoy Latinoamérica se une para celebrar, no las fiestas patrias, la educación ó los valores universales, sino para, como herencia maldita,  alabar la  miseria, la pereza, la justiciación y proliferación del cantinfleo en aras de justificar la ignorancia y el triunfo del azar.
Es pues, como dice Guillermo Bonfil Batalla en su obra “México Profundo” una realidad que los sectores del México imaginario aplican los recursos nacionales  para  el enriquecimiento personal, y en el caso que nos atañe Chespitiro aprovecho el “azar” para lograr no solo un triunfo económico, también un lugar dentro del pluralismo y la diversidad de sistemas culturales, no solo de México sino de América.
14/3/2012

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